lunes, 23 de abril de 2012

PASSIO VERSUS EXPERIENTIA


El baul de los recuerdos.
En el Musa-Raña, otra noche cualquiera.
El MusaRaña, ya lo dije, es el lugar de moda para el "ambiente". La clientela la constituyen en su mayoría jovencitos que van hasta el culo de pastillas y se emplean a fondo en demostrar que son unas locas y que además lo disfrutan plenamente. Luego, marginalmente, aparecemos por allí depredadores a la búsqueda de carne fresca como lo hacen los tiburones infiltrándose entre los bancos de peces, como sigilosas sombras grises dispuestos a abrir la boca en cualquier momento para tragarse todo lo que pillan.
Esa noche aparezco allí en compañia de TiburonViejo, un tio de cincuentaymuchos, calvo y prematuramente envejecido pero que por alguna razón sabe qué susurrar exactamente al oido de todos aquellos alevines para que una generosa proporción de esos pequeñuelos claudique ante sus dotes de cazador. Si le miras a los ojos no hay lugar al engaño pues en esas córneas inyectadas en sangre y esas bolsas bajo los párpados no hay ningún atisbo de piedad, como si de alguna manera todo lo vivido para bien o para mal se hubiese ido amontonando en su mirada. Cuando yo conocí a TiburónViejo, en una de mis primeras y temerosas incursiones en zonas de "cruising", tuvo que darme cincuenta euros y dos copas de orujo para conseguir que yo consintiese en poner mi polla al alcance de sus fauces. Luego, una vez experimentado su buen saber hacer a la hora de las mamadas, no me importó dejarme en alguna ocasión más en que los dos coincidíamos en algún lugar oscuro y no encontrábamos nada más a lo que hincar el diente.
TiburónViejo tiene todos los defectos que se le imaginan al marica viejo de su generación: pose afectada, excesiva untuosidad en el trato, ademanes un poco exagerados, la lengua viperina y perversidad un poco por encima de la media, pero a cambio su curriculum y conocimiento del entorno como depredador deberían estar impresos en papel y a disposición de todos los que gustan de practicar este deporte de riesgo.
Esta noche hemos coincidido en la puerta y le he invitado a una copa en la barra, mientras los grupos de mariquillas corretean y rien a nuestro alrededor señalándonos y haciendo "ju-ju", ignorantes del peligro.
"y que, otra noche más a ver lo que pescas" le digo cuando ya le han servido a él su coñac y a mi la cerveza.
"nooo, esta noche no. Hoy tengo una cita" me contesta mostrando sus dientes amarillos "y fijate, me alegro de que estés aquí para que puedas conocerle"
"¿una cita?" me burlo yo "¿entonces es por eso esa peste a Farenheit?"
"rie lo que quieras, te cambiará la cara cuando le veas venir" luego se aupa un poco de puntillas como mirando entre la multitud y exclama "¡vaya, de hecho ahí viene!"
me doy la vuelta y veo que la multitud de sardinillas se separa para dejar paso a un individuo excepcionalmente alto de mirada oscura y una seductora expresión en su rostro que no sé si describir como sensual, libidinosa, de seguridad en si mismo o todo ello al mismo tiempo. Es guapo solo de una manera muy marginal, lo que de verdad resulta magnético en él es esa lujuria subliminal que parece inspirar cada uno de sus gestos. Viste una camisa negra ligeramente ajustada a su torso, y unos pantalones de una tela brillante y gris que también se ciñen un poco con cada paso a sus muslos y a sus glúteos.
Cuando llega a nuestro lado sonríe abiertamente, besa en los morros a TiburónViejo y luego estrecha mi mano entre las suyas.
"me llamo Walter" anuncia con un fuerte acento sudamericano "Tiburon no me había comentado que tenía amigos tan lindos"
"y de que conoces a este carcamal" digo logrando que TiburonViejo enarque las cejas sin saber si reir o montar en cólera
"bueno, viste como la mama, ¿no?"me dice Walter en tono de complicidad "luego con el paso del tiempo he descubierto al hombre que hay detrás de esa boca y esa lengua"
Después todo se desenvuelve muy naturalmente: le proponemos tomar una copa pero Walter alega tener mucha hambre y nos vamos los tres a un restaurante árabe que hay un par de calles más abajo. Allí  cenamos y escuchamos las batallitas de TiburonViejo que sin duda está encantado por como le pinta la noche, mientras nosotros reimos y bebemos vino. Cada vez que Walter se dirige a mi coloca la yema de su dedo índice sobre mi muñeca como pretendiendo atraer mi atención, y en ese minúsculo contacto ya me transmite una oleada de intensas y perturbadoras sensaciones.
Tomamos un té contemplando con escepticismo a una bailarina más bien robusta meneando las caderas en un amago de danza del vientre y una vez que paga la cuenta utilizando para ello una tarjeta de crédito plateada, Walter sonríe a Tiburón Viejo y suelta
"bueno amigo mio, ¿donde voy a probar la especialidad de la casa?"
El Tiburón había cogido una habitación en una pensión cercana al MusaRaña con toda la idea, y nos vamos para allá los tres, Tiburón agarrando por la cintura a Walter y este rodeandome los hombros con un brazo mientras me dice al oido
"...es insaciable. Puede estar una noche entera chupándotela y no da muestras de cansancio. ¿Lo probaste?"
Creo que al Tiburón ya se le escapa la salivilla por la comisura del labio nada más de pensar en comerle el rabo a Walter, yo entretanto me pregunto qué papel me tocará en todo esto porque tal como se plantea el asunto no veo mucho espacio para mi. 
La pensión es algo mejor de lo habitual y además la mujer encargada parece aburrida de ver subir hombres en grupos de dos o más a las habitaciones porque tras darnos las llaves se limita a decir con hastío
"no rompan nada, ¿vale? y en la medida de lo posible, sean limpios"
Nada más cerrar la puerta a nuestra espalda Walter se baja pantalones y calzoncillos hasta los tobillos, se medio recuesta en la cama apoyado en los codos y dejando a la vista una imponente polla oscura a juego con el tono tostado de su piel sonríe preguntando
"quien va a ser el primero"
Evidentemente TiburonViejo se da más maña y sin quitarse ni una prenda se acuclilla entre los muslos de Walter para empezar a comerse esa maravilla. Entretanto, Walter me contempla con los ojos entrecerrrados y gesto en parte divertido, como preguntándose qué voy a hacer. Y vale, Walter está muy bueno y todo mi organismo tiembla bajo la tentación de quitarme la ropa y ponerme como un perro a su disposición, pero nunca me han gustado los tíos que se lo tienen tan creído por muy buenos que estén. Así que hago propósito de demostrarle que no todo el monte es orégano y me siento en una pequeña butaca que hay a los pies de la cama para presenciar el espectáculo, devolviéndole la sonrisa. Mientras TiburonViejo sin verme la cara hace divertidos gestos señalando su culo como pretendiendo que hiciese yo ahí algo, y compongo unas exageradas muecas de asombro y fatiga que hacen morirse de la risa a Walter.
"venga, papi" dice por fin humedeciéndose esos increibles labios con la punta de la lengua mientras habla "deja que entretanto te la chupe yo a ti"
La humildad que requiere ese paso me convence así que me pongo de pie, me siento a horcajadas sobre su pecho y bajándome la bragueta, le dejo mi polla a su disposición.
Walter la recibe apretando los labios y dejando resbalar sobre ella una lengua caliente como si su boca estuviese diseñada especialmente para esto.
"Joder" exclamo "a este ritmo me voy a correr en un momento"
Entonces él se incorpora de pronto e intercambia su posición conmigo, ahora soy yo quien está tumbado mirando al techo y su culo el que está plantado sobre mi pecho.
"Vamos, ahora devuélveme el favor antes de correrte" dice mostrandome un artefacto que está más que a punto después de la experta labor que TiburónViejo le ha realizado. No puedo hacer más que tragarme aquello mientras de manera muy lejana siento que el susodicho Tiburón se ha hecho cargo de mi entrepierna y está centrando allí sus atenciones...

...después de la primera corrida, el mundo se me desdibuja...

...cuando despierto de madrugada, no hay ni rastro ni de Walter ni del Tiburón, tan solo una tarjeta de visita del hotel en cuyo reverso veo escrito "gracias".
Al vestirme descubro que no tengo la cartera ni las llaves del coche, y en recepción me informan de que la habitación está todavía sin pagar.

¿Qué cojones ha pasado aquí?

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