domingo, 8 de abril de 2012

STULTUS PUER ( I )



23:30.

A veces me pongo profundo y me digo a mi mismo que todas esas horas que paso frente al ordenador algunas noches buscando a algún tío con quien echar un polvo responden en realidad a mi sentimiento de soledad, de incomprensión, y que busco a un "semejante" para recibir y dar un poco de calor humano.

Te sonó a rollo, ¿verdad? A mi también. En realidad en esos casos lo que sucede es que estoy muy salido y ando a la búsqueda de casi cualquier cosa que tenga pies, cabeza, culo y polla. Cuando sucede así puedo perder horas en chats y páginas de contacto tratando de dar con alguien que esté cerca y que tampoco tenga mucho tiempo que perder como me ocurre a mi. Dada la urgencia, perdono que la tenga grande o pequeña, que sea gordo o delgado, el espectro de edad de los candidatos se amplia mucho más de lo normal ( digamos que de 18 a 68 ), no sé, son las noches del "Todo Vale" y entonces cualquiera puede ser el afortunado.

Así que ahí estoy en un chat en el que me da la sensación de que no estoy más que yo, lanzando bengalas en plan "sexo ahora", "te lo como o me lo comes, es lo mismo", breves mensajes que transmitan al hipotético lector mi urgencia y mi necesidad. Pero hasta yo en mi desesperación tengo un límite, llevo ahí casi dos horas, cuatro latas de cerveza y ya empiezo a elucubrar donde estará la polla de goma con pilas que compré en unas vacaciones cuando 

<pip-pip>

Alguien llamado "Chico Guapo" me solicita para un privado.
No soy idiota, "Chico Guapo" puede tener 65, una gran barriga peluda y problemas de impotencia pero ya dije que estoy desesperado, por lo cual acepto la invitación y digo

<hola>

Quizás "Chico Guapo" se haya ido a prepararse un sandwich o hable una legngua extranjera porque tarda al menos quince minutos en responder, el tiempo bastante como para que estuviese a punto de apagar el ordenador y ponerme a cuatro patas a buscar esa preciosa polla de goma que creo seguro está debajo de la cama, pero por fin

<ola>

Después de todo ese tiempo, esperaba una frase que me dejara sn aliento o al menos una puta "hache". Por fortuna al momento añade

ChicoGuapo: <donde>

Tengo todo un alegato preparado acerca de esta entrañable forma de aproximación de los seres humanos y, las tardes de fin de semana que me siento "romántico" se lo suelto al interlocutor de turno, logrando casi siempre una rápida huida  por su parte. Pero hoy no hay tiempo, mañana tengo que estar en pie y con el traje de oficina a las 7 de la mañana, no hay tiempo de meterse con "Chico Guapo" más que en el sentido físico de la palabra. Le doy una dirección aproximada y parece conformarle porque añade

ChicoGuapo:<edad>

Consigue que recurra a mi ingenio

Yo:<la justa para comerte el rabo sin tener que quitarme la dentadura postiza. a no ser que quieras comérmelo tú a mi>
ChicoGuapo: <  :)   >

Eso se supone que es una sonrisa

Yo:<entonces qué>
ChicoGuapo: <activo o pasivo>
Yo:<con prisa>
ChicoGuapo: <  :))))  >

Eso era una gran sonrisa, pienso.

ChicoGuapo: <eres diver. vale, cuanto tardas>

Me da la dirección de un pub que está a quince minutos de mi casa, y en efecto es eso lo que tardo en llegar hasta allí añadiendo un par de minutos para el elixir bucal y un golpe de desodorante. El sitio es uno de esos lugares de copas para carrozas con muchos dorados y espejos, moqueta en el suelo, plantas artificiales y camarero con chaleco. Cuando entro no hay más que media docena de ejecutivos bastante borrachos a mitad de camino de algún puti-club en plan "como-es-cena-de-empresa-vamos-a-liarla" y una pareja mayor cuchicheando en una mesa.
Al entrar el barman me mira con una cara tal que pienso si no se permitirán perros en el local y me habré traido por descuido un caniche pegado al culo.

- ¿Van a cerrar ya? -digo en tono amistoso-.

El barman sin duda ha visto "la novia de drácula" porque esboza una sonrisa gélida y susurra:

-Todavía le podemos atender.

No me da tiempo a abrir la boca porque se abre la puerta del WC y al mismo tiempo que reparo en un batido de chocolate intacto que hay a mi lado, veo salir a un jovencito que sin duda es ChicoGuapo. Es rubio, delgado, con una cara reluciente como si acabase de pasar por la estheticien para hacerse un "peeling". Luce un jersey verde sobre los hombros, una camisa con el cocodrilo de Lacoste riendo maléfico sobre el bolsillo, pantalones Dockers y unos preciosos zapatos naúticos. Además muestra una estúpida sonrisilla de suficiencia en plan "estoy más bueno que tú así que tendrás que esforzarte mucho si me la quieres chupar".

- Hola -digo sin mostrarme excesivamente amable- Hemos hablado hace un rato, ¿no?

Me contempla con una cara que empiezo a pensar si lo del caniche en culo no será cierto y suspira.

-Ah, así que eres tu.

Si hubiese llegado yo antes que él, seguro que al verme desde fuera sentado en la barra este jilipollas habría pasado de largo.

- Eres un poco más mayor de lo que me pensaba, ¿me entiendes? -dice haciendo un puchero a modo de disculpa-...que estás bueno y tal, jijiji, pero vaya, teníamos que haber enchufado la cam, así no te habia hecho venir en balde

Me sobrepongo a la furia interior que siento y contesto

- De en balde nada, guapito, -aunque le falta pelo, cuerpo y años para que yo pueda considerarle medianamente guapo- hoy no nos vamos sin follar.

El barman descuelga la mandíbula y decide agacharse a ver qué sucede en el lavaplatos. ChicoGuapo también compone la misma mueca y chilla con su voz de pito:

- Eeeeeeh! ¿pero tu que te has creido?

00:30

En un parque también cercano a casa, un rectángulo de cesped con media docena de árboles y un montón de arbustos, lo justo para que los perros del vecindario hagan caca, pis y satisfagan sus ansias de campo, pero también lo bastante oscuro como para que pueda follarle la boca a Chico Guapo sin contemplaciones mientras él se me agarra al culo como si estuviese colgando de un barranco y ese fuese su único asidero

-...ooh...ooh...que polla, tio, que rica...-dice los escasos instantes en que no tiene la boca ocupada-.

Yo le agarro del flequillo y se la meto más adentro, hasta oirle toser cuando mi capullo roza su campanilla. Cuando me voy a correr la saco y haciendo como que es sin querer, le suelto buena parte del cargamento sobre su cabecita rubia.

No da crédito a sus ojos cuando en pleno trance de menearse una pichita bastante ridícula yo me doy media vuelta y me largo.

-¡eeeeh!...¡que ahora me toca a mi! -protesta con vocecita lastimera-.

No hago ni siquiera amago de volverme, pero algo me dice que volveré a saber de ChicoGuapo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El depredador agradecerá su valoración...