martes, 10 de julio de 2012

SUPRA OCEANUS VOLANS



Tras un interminable viaje con una escala de seis horas en los Angeles por problemas meteorológicos, durante la que todo el mundo se da de bofetadas para tratar de coger el siguiente avión que continua hacia el Pacífico, llegamos a Hawaii. De allí partimos un par de horas después a bordo de un cochambroso avión que pretende llegar a Australia haciendo escala en un par de puntos.
Pienso que después de eso no puede haber un peor, pero cuando llegamos a "nuestro punto" hacemos un nuevo transbordo y montamos en una avioneta con un motor que hace un ruido similar al de la miniprimer en la que mi madre hacía la mayonesa. El resto del pasaje se compone de dos chicas americanas rojas del sol cargadas con guías de viajes y repelente para mosquitos,  un viejete en silla de ruedas con una imponente enfermera que lleva foulard y gafas de sol de vampiresa como las malas de las películas, y media docena de mujeres polinésicas que charlotean sin cesar lanzando carcajadas y dándose palmadas en los muslos para acompañar las risotadas.
El piloto, un tio sudoroso e hispanoamericano lleva mucho tiempo sin afeitarse, luce grandes manchas oscuras debajo de los sobacos y un lejano aire a Harrison Ford cuando va en plan Indiana si uno olvida la barriga cervecera. Visto el alboroto que formamos pega cuatro golpes con una barra de hierro a un costado de la avioneta y grita
"SI TENGO QUE CONDUCIR ESTE CACHARRO NECESITO SILENCIO Y CONCENTRACIÓN O CAEREMOS AL OCEANO Y NADIE ENCONTRARÁ JAMÁS NUESTROS RESTOS, ¿ENTENDIDO?"
Todos cuchichean en voz baja porque sin duda no es el trato que uno está acostumbrado a recibir en una compañía de vuelo por modesta que esta sea. Yo me vuelvo hacia MaridoPerfecto para ver si tiene algo que comentarme pero lleva mucho rato más bien lacónico, como perdido en si mismo. Es algo que no acabo de entender porque su plan está saliendo perfecto y ahora mismo estamos en el culo del mundo sudando como cerdos y totalmente perdidos a efectos de agentes de la ley que puedan obstaculizar nuestra fuga.
Se lo digo en voz baja cuando nos acomodamos los doce en la avioneta. El me aprieta el muslo un momento y responde
"No sé. Tengo ganas de estar del todo a solas contigo. Todavía tengo el presentimiento de que algo puede salir mal."
Las dos chicas americanas sentadas detrás nuestro rien cuando él me besa la mejilla barbuda, y yo me siento conmocionado por el cataclismo vital que estoy viviendo y a la vez por el sentimiento que me inspira él cada vez que se vuelve hacia mi y me dedica una muestra de afecto como si el resto del mundo no existiese. No puedo olvidar todo lo terrible que él ha hecho y que nos ha traido hasta aquí, pero sin embargo al mirarle sigo viendo a aquel tío guapo y sonriente junto al que me sentaron en la boda de mi amiga.
Eso me hace cogerle la mano en el espacio que media entre los dos y susurrarle:
"A estas alturas de la película ya estamos en el punto del vivieron-felices-y-comieron-perdices. Lo único que puede ocurrir es que dentro de seis meses te hartes de mi y me dejes tirado ahí en medio de un montón de cocoteros".
Me mira con esos ojos suyos azules tan radiantes con una intención que no puedo descifrar y luego vuelve a mirar por la ventanilla de la avioneta. 
Después arrancamos y aunque parece imposible, terminamos por elevarnos y volar rodeados de azul por todas partes, arriba en el cielo y abajo en el oceáno.

...apenas llevamos una hora planeando cuando parece que alguien corta el hilo que nos sujeta arriba, caemos durante un aterrador segundo y luego volvemos a retomar una precaria flotación.
Todos gritamos, como es normal, y a una de las polinesias se le escapa una gallina que llevaba en una cesta lo cual ocasiona unos momentos de tenso alboroto.
"ME ESTOY PONIENDO MUY NERVIOSO Y VAMOS A IRNOS TODOS A TOMAR POR EL CULO" ladra el piloto en un tono alterado que no contribuye a sembrar la tranquilidad en el pasaje "COJAN LA PUTA GALLINA Y MANTÉNGANSE EN SUS ASIENTOS. ¿ES MUCHO PEDIR?"
Yo y una de las americanas nos levantamos a coger la gallina y no hacemos más que levantarnos cuando el hilo se corta otra vez y volvemos a caer, un par de eternos segundos que nos sumen a todos en el histerismo, hasta que volvemos a detenernos, con el mar peligrosamente cerca de nuestra vista y un sonido petardeante en el motor. Yo abrazo la gallina con tanta desesperación que su dueña polinésica me la arrebata con gestos de horror pensando que pienso estrangularla.
"BIEN, NO SE PREOCUPEN, JODER. VOY A INTENTAR UN ATERRIZAJE FORZOSO EN AQUELLA ISLA Y LE ECHAMOS UN VISTAZO AL MOTOR, PERO SIN GRITAR, COJONES".
"COMO QUE SIN GRITAR" responde MaridoPerfecto levantándose como un resorte y echando a correr hacia el piloto "¿DICE QUE VAMOS A HACER UN ATERRIZAJE FORZOSO Y NOS PIDE QUE CALLEMOS POR COJONES?"
Tengo que lanzarme en plancha para agarrarle por los tobillos y tumbarle antes de que agarre por el pescuezo a IndianaJones, perdamos el control de la avioneta y nos vayamos de verdad todos a tomar por el culo como prometió.
"Eh, eh, relaja, relaja" le susurro poniendo rapidamente mi peso sobre él para inmovilizarle "no sabes pilotar una cosa de estas, ¿a que no?...entonces vamos a darle una oportunidad al tio este y a tranquilizarnos."
MaridoPerfecto se cubre los ojos con una mano y creo que está llorando de rabia cuando dice
"Te lo dije...algo iba a salir mal, estaba seguro..."
"Nada va a salir mal...pero tienes que relajarte, ¿vale?"
IndianaJones lanza una risotada y exclama
"BIEN MIENTRAS LA PAREJITA ECHA UN POLVO EN EL PASILLO DE PRIMERA CLASE, LOS DEMÁS VAMOS A MANTENERNOS EN NUESTROS ASIENTOS HASTA QUE PONGA ESTA MIERDA EN LA ARENA DE ESA PLAYA, ¿DE ACUERDO?"
No puedo decir que las expresiones del pasaje sean tranquilizadoras porque lo de "el polvo de la parejita" vuelve a despertar la cólera de mi acompañante y me cuesta un esfuerzo mantenerlo quieto contra el suelo pero por fin se inmoviliza con la nariz contra el suelo y resopla tratando de contener su furia.
"OKEY, AHORA UNA SESIÓN DE MONTAÑA RUSA" anuncia Indiana con algún que otro gallo en la voz que no presagia nada bueno "Y NO VOY A COBRARLES UN PUTO DOLAR MÁS POR EL ENTRETENIMIENTO,, ¿FUNCIONO O NO FUNCIONO DE PUTA MADRE?"
El resto, como todo primer accidente de aviación que uno sufre en su vida, es tan confuso y absolutamente aterrador que no puedo hacer más que gritar y cerrar los ojos pidiendo que acabe pronto y que no me duela demasiado...

...sin embargo, creo que no han pasado ni cinco minutos cuando estamos posados en la cinta de arena blanca de una playa en la que no hay ningún signo de civilización a la vista.
"JA.¡JA! ¿QUE LES DIJE?... SOY UNA PUTA MÁQUINA... ESTAMOS VIVOS, COÑO".
Me levanto del cuerpo de MaridoPerfecto y en compañía de la chica americana más voluntariosa recorremos el pequeño pasillo preguntando a todo el mundo si se encuentran bien. Al llegar a la enfermera con cara de pérfida y el anciano en silla de ruedas, el tipo se vuelve hacia ella, susurra "lo siento pero hasta aquí hemos llegado" y saca una pistola de debajo de las mantas que le cubren las rodillas causando una nueva oleada de histeria entre los pasajeros.
"QUE NO SE MUEVA NADIE, TRANQUILICENSE. SOY POLICIA"
Alguien debería habernos colocado también un pañuelo alrededor de la cabeza para evitar que se nos descolgase la mandíbula inferior a MaridoPerfecto y a mi, porque quien se pone en pie y se sacude mantas, sombrero y demás es, como no,
...mi ComisarioPotente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El depredador agradecerá su valoración...